miércoles, 28 de marzo de 2012

Educación científica en México y el impacto social de los talleres de ciencia


La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición.
-Adam Smith

Nuestra sociedad se encuentra enajenada en un círculo vicioso, el consumismo forma parte de nuestra vida diaria y vemos como los más altos exponentes tecnológicos a otras naciones (llámese Estados Unidos, Japón, Alemania y una larga lista de etcéteras), pero ¿qué los diferencia de nosotros? Su cultura.
No lo es en el caso específico de EEUU una simple frontera, sino lo que hay detrás de las implicaciones políticas de ello. Apoyo, necesidad, son estas clave para el avance de una de las potencias capitalistas de mayor auge en la actualidad, su economía se basa en la industria, y para la existencia de esta se requiere tecnología, pero no, no me malentiendan la tecnología es sólo un producto ¿qué lo antecede? El conocimiento, siendo este último propiciado por la astucia inventiva y suspicacia imaginativa de aquellos que con lo que saben –sea mucho o poco- se atreven a crear, vaya, se atreven a pensar de un modo que otros no han sido capaces de hacerlo, pero no se detienen ahí, sino que son capaces de llevar aquello que creen a la práctica mediante una experimentación e investigación intensiva.
En nuestro país carecemos de muchas cosas para poder llegar a alcanzar lo que en otros se da por sentado, empezando por una educación que no logra satisfacer ni en lo mínimo los requerimientos intelectuales de jóvenes que, interesados en la ciencia ven en ella una forma de progresar, y, en lugar de impulsar este tipo de actitudes y aptitudes, toma una connotación negativa en la sociedad en que vivimos. No es que sea intención mía el martirizar a este tipo de jóvenes, sino que es algo que sucede a menudo, las burlas se vuelven algo común hasta que no se hace algo grande. La mediocridad parece, en muchos casos, una regla de normalidad (y no, no me refiero a la medida de concentración).  El apoyo resulta insuficiente, incluso conseguir una beca, aun siendo estudiantes de alto rendimiento es una tarea difícil, pero más aún, en el campo laboral ¿a cuántos no se nos ha dicho “¿y de qué vivirás?”? Cuando se comienza a hablar de carreras relacionadas intrínsecamente con el rubro científico. La mayoría de las personas –discúlpenme por la generalización- es ignorante respecto a lo que sucede en México en lo referente a ésta área, como si fuera inexistente es tratada y muchos jóvenes no piensan en ella como algo positivo, dándole la connotación de aburrida, difícil y poco práctica.
 No podemos culpar a la juventud enteramente por esto, en la mayoría de las escuelas se imparte una educación pre-digerida, no se explican los por qués de un sinnúmero de cosas, simplemente es un “haces esto, después esto y te sale el resultado”, llevando a nuestra mente temas que terminamos aprendiendo de manera mecánica e intrascendente, siendo aplicada únicamente en cosas que difícilmente veremos en nuestra vida cotidiana, deshumanizan la ciencia. No es de sorprenderse entonces que la carrera más demandada sea derecho[i] (aparentemente nos cuesta tanto seguir las leyes que harán falta abogados a la n potencia y también necesitamos que se nos recuerde en todo momento lo que tenemos que evitar hacer) y que carreras como la licenciatura en matemáticas o la ingeniería química sean las que presenten una de las menores demandas en la Universidad Nacional Autónoma de México (eso si lo comparamos con un asombroso 40 a uno en Medicina)[ii]

Todo es cuestión de educación, de apoyo, de ser conocedores de lo que nos rodea y no satanizar la ciencia, que si bien persigue la verdad –le pese a quien le pese- no está en contra de libertad de creencias (al final de todo ¿quién los va a obligar a aceptar la realidad?) en lo que respecta a la expansión de conocimiento.
Hace unos meses salió una noticia que impactó a los que al menos nos interesamos en la ciencia y la vemos como una forma de progreso, una ideología, una forma de vida e incluso una de las artes más bellas, El Universal publicó los resultados de una encuesta[iii] donde ¡La ciencia era considerada peligrosa! ¿no sería en todo caso la ignorancia aún más peligrosa que el conocimiento? ¿no deberíamos de avergonzarnos del conformismo existente y de que más de la mitad de las personas piensen de esta manera que parece remontarnos al periodo del oscurantismo? Es difícil saber si reir o llorar por algo así (aunque en lo personal me reí bastante y después me sentí mal por ello, que lástima) Preferimos creer en cosas de las que no se tienen prueba alguna, personas pagan por ir con adivinos para conocer su suerte, famosos no saben cómo sacar el perímetro de un polígono y son situaciones que se vuelven asunto de risa, algo cómico y en nuestra sociedad algo completamente PERMISIBLE.
¿Es este tipo de cosas las que queremos para nuestro país? Vivir en un lugar donde muchos no tienen acceso a la educación y los que lo tienen vagamente lo aprovechan. Estar en un lugar donde no se recibe apoyo ni económico ni intelectual, es más, ni siquiera por la sociedad misma en lo que se refiere a ciencia o tecnología. He tenido la fortuna de conocer a personas grandiosas, de asistir a talleres de ciencia, de convivir con científicos que están enamorados de lo que hacen y puedo asegurar algo: No he visto personas más apasionadas por lo que hacen que ellos. Eso es a lo que aspiro y resulta triste que no muchos lo entiendan, que las ideas de tantos emprendedores, científicos mexicanos sea pasada por alto.
Maneras de purificar el agua mediante ósmosis utilizando la membrana dentro de la cáscara del huevo[iv], maneras de separar componentes orgánicos como diesel y petróleo del agua utilizando luz solar[v], la televisión a color, descubrimientos sobre la capa de ozono y los CFC’s ; todo por orgullosos mexicanos que en su país, no encontraron maneras de financiar sus proyectos, sus sueños que en otras naciones serían bien aprovechados. ¿Cuántas otras historias así escucharemos?
Volviendo un poco a la encuesta, uno de los comentarios más “graciosos” era el que aseguraba que los científicos sabían demasiado y cito al artículo: “debido a sus conocimientos, los investigadores científicos tienen un poder que los hace peligrosos”.
La educación científica en México es un tema que en lo personal resulta relevante ¿qué implica? Implica un cambio en la manera de pensar de la población en general, una motivación de todos los sectores poblacionales empezando desde las personas más jóvenes.
¿Realmente se deberían de enseñar ciencias en la educación básica? ¡Por supuesto! Es la única manera que tendríamos como ciudadanos de permitir la continuidad de este tipo de aprendizajes, pero quizá nos hemos equivocado en la manera en cómo lo hemos hecho, como mencioné anteriormente, llegamos al punto en que mecanizamos procedimientos aún sin comprenderlos y son impartidos en muchos casos por personas que no tienen la preparación ni los conocimientos para poder enseñar la asignatura.
Convierten a la ciencia más que en parte de las vidas de los jóvenes en “una materia más” que tienen que llevar (llámese química, física, biología o matemáticas), sin mostrar la amplia gama de actividades en las que influyen estas áreas.
Más aún, considero que la educación en ciencias es algo que debería tener sus raíces fuertemente arraigadas en nuestro propio hogar, donde se nos permitiera preguntar, explorar y aprender ya sea de mano de nuestros padres o de tíos, abuelos y la gente que nos rodea , pero si la media de las personas no tiene esta cultura ¿cómo podrían responder? ¿cómo podrían enseñar? Es obvio que no pueden mostrar lo que no conocen y en muchos casos nos limitamos a nosotros mismos con un cómodo “no sé, pregúntale a tu maestra” en lugar de ponernos a investigar y saciar esa curiosidad.
Compartiendo un poco de mi vida personal,  he de decir que tuve la fortuna de ser desde pequeña alguien con una gran ambición por el conocimiento, siempre fui muy preguntona y por lo tanto, el dolor de cabeza de mis padres, pero la diferencia fue que ellos realmente intentaron de responderme en la medida de sus capacidades y lo que no era de su conocimiento, lo buscaban. Más tarde cuando aprendí a leer fui buscando respuestas por mi cuenta. Del mismo modo tener una tía que enseñaba química en secundaria y que me pusiera a hacer experimentos caseros desde muy pequeña fueron cosas que comenzaron a marcarme.
En Baja California contamos con dos museos didácticos cuya finalidad es acercar a los niños y jóvenes a la ciencia, estos son Museo Interactivo Sol del Niño (Mexicali, BC), Museo Interactivo El Trompo (Tijuana, BC) y el Museo-Acuario Caracol (Ensenada, BC, aún en construcción) que han servido como una ayuda para poder aportar un poco de cultura a nuestro estado, no sólo permitiéndole a los más pequeños tomar parte e iniciativa en su propio proceso de descubrimiento y aprendizaje sobre aquello que los rodea sino también haciéndolos preguntarse aún más cosas, lo cual sin duda alguna resulta maravilloso.
Pero ¿y los jóvenes? Nosotros y más específicamente los estudiantes de bachillerato contamos con otro tipo de herramientas para favorecer el desarrollo transformador de la ciencia, estos son Los Talleres de Ciencia para Jóvenes y las Olimpiadas científicas. Durante las olimpiadas científicas tienes la capacidad de probarte a ti mismo, medir tus habilidades, conocimientos y tu destreza para la solución de problemas mediante el uso de la lógica, son sumamente interesantes y los hay tanto a nivel estatal, nacional como internacional, en las áreas de química, física, biología y matemáticas por mencionar algunas.
Entendiendo que la intención de estas es acercar a los jóvenes que serán el futuro de las naciones en esas áreas para lograr cambios transformadores tanto en la manera en que son percibidas como en los descubrimientos y aplicaciones innovadoras en años posteriores. No son simples competencias de memorización, sino que se bañan en matices de entusiasmo, dedicación y compañerismo que forjará lazos de participación conjunta en áreas de ciencias.
Si eso encontramos en las olimpiadas ¿Qué es un Taller de Ciencia para Jóvenes (TCJ)? Los talleres de ciencia son eventos que buscan el acercamiento de los adolescentes con las ciencias, guiados por un grupo selecto de científicos que en general dan breves introducciones a temas que dependen del taller.

En México existen actualmente seis talleres:
·         Taller de Ciencia para Jóvenes CICESE-UNAM-UABC –Ensenada, Baja California
·         Taller de Ciencia para Jóvenes de Geociencias UNAM – Querétaro
·         Taller de Ciencia para Jóvenes INAOE – Tonantzintla, Puebla.
·         Taller de Ciencia para Jóvenes CINVESTAV (Ciencia Viva)- Irapuato
·         Taller de Ciencia para Jóvenes CIMAT – Guanajuato
·         Taller de Ciencia para Jóvenes con apoyo de CIMAT- San Cristobal de las Casas, Chiapas.
Cada uno de los talleres anteriormente mencionados cuenta con un enfoque diferente, tenemos por ejemplo que en INAOE hay un mayor interés por el estudio de temas relativos al área de especialización del centro de investigación que en su caso es astrofísica, óptica y electrónica, en CIMAT se busca un mayor enfoque al área matemática, en CINVESTAV a las áreas químico-biológicas, en UNAM Querétaro es mayormente dirigido a geociencias, todo para alentar el interés científico y procurar una mayor motivación hacia el estudio y desarrollo en este tipo de sectores que desempeñan y desempeñarán sin duda un papel importante en la vida de los ciudadanos de este país. Es importante rescatar que los talleres de Ciencia ofrecen una temática distinta y mucho más avanzada de lo que se ve en educación preparatoria, de modo que es necesario que los participantes tengan un interés científico anterior al taller para que puedan aprovecharlo aún más.
Los TCJ fueron iniciados en México por Gil Bor[vi], investigador de origen israelí que tuvo de joven una oportunidad similar de participar en un taller de ciencia en su país natal, evento que lo impulsó a encaminar su vida a la investigación en el área de matemáticas y al sentirse tan en deuda con  esa actividad, decidió crear en México, país donde ha realizado gran parte de su vida profesional, oportunidades como la que él tuvo de joven, fundando así mediante un proceso de organización el primer taller de ciencia para jóvenes en México: TCJ CIMAT. Sin embargo no se detuvo ahí, sino que comenzó una labor de convencimiento entre sus colegas investigadores, lo cual culminó en la realización de otros talleres.
Como participante de talleres anteriores (XTCJ CICESE-UNAM-UABC y XTCJ INAOE) puedo decir que son eventos transformadores y decisivos en la vida de quienes pueden asistir, gracias a estas actividades en conjunto con las olimpiadas científicas (pese a que sólo haya podido asistir a nivel estatal) han sido decisivos para mi desarrollo personal, he decidido por tanto que quiero dedicar mi vida a un aprendizaje continuo de lo que me rodea, y más aún quiero tener algún día la oportunidad de retribuir en algo a esta comunidad divulgativa que me ha brindado tanto. Nunca se deja de ser olímpico, y nunca se deja de tener ese sentido de pertenencia a los TCJ.
México tiene muchas carencias, es cierto, somos deficientes tanto a nivel educativo como en lo que se refiere a la cultura científica, es por tanto, nuestro deber ciudadano el brindarle a los jóvenes, niños e incluso adultos, las herramientas necesarias para poder aportar ideas inteligentes y firmemente sustentadas en el conocimiento. La educación científica no tiene por qué ser únicamente destinada a un grupo de élite, sino a la sociedad en general, lo que nos permitirá trabajar en conjunto para la realización de metas en distintas áreas. Vivir sin prejuicios ni ataduras, con el apoyo de los otros, porque… Si el conocimiento es poder, entonces como país. ¿Qué tan débiles somos?

Fuentes consultadas


[i]http://noticias.universia.net.mx/vida-universitaria/noticia/2010/04/19/221599/84-carreras-ofrece-unam-15-concentran-demanda-estudiantil.html
[ii] https://www.escolar.unam.mx/folletodegose.pdf
[iii] http://www.eluniversal.com.mx/notas/735065.html
[iv] www.ccytem.morelos.gob.mx/jccytem/index.php?Itemid=90&id=146&option=com_content&task=view
[v]  G. Corro, M. Manríquez, G. Hernández-Cortez. Internet Electron. J. Nanoc. Moletrón. 2008, Vol. 6, N° 1, pp 1165-1178
[vi] http://www.acmor.org.mx/descargas/11_jul_18_ensenada.pdf






























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